Colores cálidos y fríos
Elegir el color para pintar nuestra casa, no solo obedece al gusto de los que la vayan a habitar, sino que también a una serie de estímulos que los colores generan en los humanos.
Las tonalidades frías
Los colores se dividen básicamente en dos grupos, por un lado los fríos y por el otro los cálidos. En la gama de los fríos se encuentran los azules (turquesas, celestes), los verdes (incluso hasta el más apagado de los verdes), los grises y los plomos o plateados. La característica principal de estos colores es que transmiten tranquilidad.
Se dice que en una pieza pintada de azul, difícilmente se pueda dormir mal ya que tiene un efecto casi sedante. Pero a no abusar de estas tonalidades, ya que hay quienes sostienen que pueden generar algún tipo de abulia o depresión.
Las tonalidades cálidas
Por el otro lado se encuentran los colores cálidos, los derivados del marrón, (desde el chocolate, hasta el crema o arena, pasando por el beige), las gamas del amarillo (hasta el dorado) y los rojos (incluyendo los rosas, los burdeos, y purpuras).
Estos a diferencia de los anteriores, generan una suerte de estimulo bien distinto a sus opuestos, por eso, es poco frecuente ver una habitación pintada íntegramente de rojo ya que puede resultar agobiante o estresante.
El blanco suele estar recomendado para los espacios muy pequeños, ya que dan sensación de amplitud y luminosidad. También es muy utilizado para acompañar a distintas tonalidades ya sean cálidas o frías, creando muy frescas combinaciones.